Evolución de las conservas en la historia

Se dice que la industria de la conserva inicia a finales de 1700. Claro que para entonces sólo se conocía la técnica del aislado de los alimentos para conservarlos. Protegerlos de la luz y del aire era todo lo que se conocía para entonces. Posteriormente, de a poco la industria de las conservas fue creciendo ya que existía una gran necesidad por producir más alimentos de este tipo. El mundo se fue agrandando a medida que las diversas industrias crecían y se descubrían nuevos continentes. Los exploradores, investigadores y empresarios sentían una inmensa necesidad por descubrir todos los rincones del mundo. Pero el transporte y conserva de los alimentos significaba un gran problema para estos viajeros. Lo cual impulsó en gran medida el crecimiento de la industria de las conservas. Con el tiempo se procedió a conservar todo tipo de alimentos perecederos, incluyendo algunas verduras y frutas, entre otros. Pero lo más difícil de poner en conserva fue el pescado y los mariscos. Entre los alimentos perecederos los frutos de mar son los más complicados y delicados. Pero nada es imposible. El padre de las conservas, Nicolas Appert, abrió una fábrica de tarros y suministró sus productos a la marina francesa. Su método para conservar alimentos sorprendió y dejó fascinado a todo el mundo. Su éxito fue tan grande que el mismísimo Napoleón le ofreció una importante suma de dinero para poder publicar sus métodos en un libro durante el año 1810. Posteriormente, cuando los tarros se volvieron obsoletos se procedió al descubrimiento y uso de las latas de conservas, y con ellas también surgió el éxito de los abrelatas. Las conservas llegaron a ser tan famosas, que se dice que algunos señores las usaban como moneda de apuesta en los casinos. ¡Sí! Suena increíble, pero sucedió en aquella época. El punto importante a tomar en cuenta, es que para la época a la cual nos referimos, no existían los bonos acumulables, los préstamos, ni las marca apuestas en los casinos. Todas las deudas de apuesta se pagaban al contado y en efectivo, por lo cual los apostadores, que en su mayoría eran viajeros, buscaban entre sus pertenencias las cosas más valiosas y las ponían en juego cuando se les acababa el dinero. Con el paso del tiempo, las latas de conservas y los frascos para guardar todo tipo de alimentos, incluyendo pescado, mariscos y otros frutos de mar se hicieron más sofisticadas. Y el desarrollo de la industria química empezó a insertar algunos elementos denominados “conservantes”, para que los mismos puedan durar más. Con este avance algunos productos enlatados pueden durar incluso años si se tienen los cuidados respectivos. Una gran alternativa para los viajeros y excursionistas.

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